Concepción del Museo

El museo se concibe como un lugar de contextos, no es un lugar impermeable a las ideas sino un lugar abierto en el que la obra se trata como un objeto privilegiado y todo gira a su alrededor, por esta cuestión se intenta crear una metodología para estos lugares que van creando un ambiente de curiosidad. Los museos tienen sobre todo un carácter de difusión cultural de los bienes, estos bienes dan prestigio, es como un guiño a las colecciones renacentistas, la historia es un orgullo de un estado y esos objetos productos de su historia también lo son. Otro de los factores a destacar es su labor como lugares de esparcimiento para el tiempo libre y además lugares de estudio de investigadores. El coleccionismo es producto de nuestra cultura, es algo de importancia personal para nosotros y la esencia de coleccionar nos viene desde la infancia. Este carácter coleccionable le da términos muy singulares como  precio, valor, prestigio, inversión que son términos modernos producto del Arte desde el Renacimiento. En los museos estos términos tienen mucha importancia y sobre todo en las colecciones de grandes empresarios que podrían emular a esos nobles del Renacimiento, que a su vez ellos crean fundaciones en las que se dedican a una determinada corriente o determinado autor que transmite el carácter de colección de buscar algo en concreto y además entrando en juego el valor y precio de las obras.

Es importante hablar del origen de los objetos que se coleccionan o se exhiben en museos ya que son objetos descontextualizados, la función de los objetos es muy importante y en los museos en algunas ocasiones se desvirtúan las obras debido a que no se crearon para ser musealizados. Esta cuestión está relacionada con fenómenos como la acumulación de objetos que estaban destinados al culto de los muertos en sus tumbas, que al musealizarlas pierden su esencia. Debido a los objetos que contiene que son dignos de estudio se exponen, pero no fueron concebidas para estas cuestiones. La palabra museo empezó a utilizarse en Grecia con la palabra “museion”, que eran los santuarios que en muchos casos guardaban reliquias que recibían numerosas visitas y en algunas ocasiones se pagaba. Ya en Roma se utilizó la palabra “museum”, que ya Vitrubio utilizó el nombre de pinacoteca a algunas colecciones privadas. El concepto fue evolucionando en la Edad Media, se utiliza el arte como elemento aleccionador y educativo, además de artístico, y podríamos hablar de las iglesias como pequeños museos en los que se atesoran gran cantidad de piezas artísticas y reúne una de las características de los museos, que es enseñar o al menos ser reflejo de la cultura expuesta.

A partir del gótico se empezaron a crear los tesoros en las grandes catedrales, ya que son lugares en los que aparte de rezar, se trata de un centro en el que se alberga la producción artística y cultural. La iglesia lo atesora todo y este concepto de tesoro es uno de los pasos en los lugares en los que se han albergado las obras de arte desde la Antigüedad. El siguiente paso de este fenómeno es el mecenazgo y el Renacimiento como “boom” del coleccionismo. Las grandes familias de la nobleza intentan atraer a los mayores artistas para que trabajen para ellos, y sobre todo el Vaticano y los Papas fueron los mecenas que adoptaron estas tendencias modernas de la nobleza con Papas como León X. El cambio intelectual propicia la creación de grandes colecciones y cada vez con más numero de ellas en toda Europa, sobre todo con el manierismo. El impulso manierista de coleccionar fue la fuente de la que vivieron los grandes museos. Poco a poco las colecciones de la aristocracia contagiaron a las grandes monarquías europeas, que se empeñaron en acaparar el poder y atesorar las grandes obras artísticas durante el Barroco. También existió el fenómeno del coleccionismo y la exportación de obras por las clases burguesas adineradas, sobre todo en los Países Bajos.  Se crea una tendencia de obras de gabinetes, escenas preparadas, animales, personajes característicos etc. Existe un mercado de obras que nos recuerda en demasía al actual, ya que se tratan de inversiones. Existe un intercambio de obras que propicia el intercambio de tendencias y surgen las subastas de obras artísticas en esta época, siendo un fenómeno muy moderno. Esto crea libertad en el artista, ya que una obra no tenía, porque ser encargada, sino que entran factores más estéticos y económicos. Existieron y se crearon talleres de artistas que producían obras con las características del autor, esto en cierta manera crean tendencias en las colecciones debido a que había un cierto gusto artístico con carácter económico. Se trata de una dinamización del arte y su actividad.

Como última tendencia de esta museología son la creación de los grandes museos nacionales, origen de los actuales museos, esto es debido al fenómeno ilustrado que influye en gran medida en la protección de las obras y el estudio de todas las disciplinas, por esta cuestión surgen los museos. Además se tratan de instituciones dedicadas al pueblo y para el pueblo debido a que siempre el saber había estado en una parte solo y no en su totalidad. Se adquirieron muchas obras y se le dio más importancia a los restos arqueológicos y artísticos. Los museos tenían un carácter educativo y patrimonial, el patrimonio de la patria. El museo es un monumento en si, tanto por el edificio como por lo que contiene. Se promueve sobre todo la conservación y difusión. Se planifica un recorrido y se buscan exposiciones temporales. Para esta cuestión es muy importante la museología, ya que es la que nos permite entender y sacar partido a los objetos que contienen para que sean productivos para el visitante. Las distintas organizaciones se dedicaron  a poner en valor los objetos artísticos y arqueológicos buscando que sea universal, fomentando la cooperación con más museos y buscar la autofinanciación.

Para concluir el comentario decir que los museos y la museología han sido un fenómeno que ha ido evolucionando, pero que en todas las etapas ha tenido la misión de valorar lo que es nuestro para aprender o al menos admirar nuestro pasado.

Autor: Jesús Aguayo Linares, graduado en Historia del Arte por la Universidad de Córdoba

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