El detallismo hecho retrato, Dominique Ingres.

En este magnífico retrato del pintor francés Dominique Ingres, encontramos una representación de una gran sensibilidad. Es un retrato titulado Condesa de Haussonville en honor a su protagonista Lousie de Broglie. Es una obra pictórica llena de detalles plagados de un realismo que impresiona en la cercanía. El detallismo va acompañado de un aura, la cual parece llevar consigo el alma de la protagonista.

Condesa de Haussonville, Dominique Ingres, 1845.

El cuadro centrado en Louise de Broglie, fue uno de los pocos retratos realizados por el pintor francés. La obra se coció a fuego lento tras varios años de bocetos y algunos imprevistos que alargaron la realización del retrato. Pero este obtuvo un resultado óptimo y lleno de calidad pictórica. Aunque nuestra percepción de la obra es positiva, Ingres no tenía esa percepción, sintiéndose insatisfecho por no saber captar a la esplendorosa condesa. Quizás esta percepción es debida a la auto exigencia del pintor, el cual dedicaba el tiempo que fuera necesario en cada parte retratada. Los colores que bañan y destacan en esta obra, son los tonos azules, grises azulados, azules marinos y tonos dorados. Así mismo, se retratan detalles en rojo de gran belleza.

Existen otros detalles sublimes, los cuales debemos resaltar. Louise de Broglie porta una postura que transmite una mirada interesante. La forma en la que la mano, sirve de apoyo al rostro, para así mirar fijamente al espectador. Esta es plasmada de una manera intencionada y a la vez perfecta.

Detalle postura, Condesa de Haussonville, Dominique Ingres, 1845.

Si nos acercamos hacia el rostro, podemos observar como la mirada se muestra algo cansada y porta un semblante algo serio.

Detalle mirada, Condesa de Haussonville, Dominique Ingres, 1845.

Su pelo es retratado con una visión de un pelo brillante, el cual refleja una raya en medio, con detalles de realismo en la raíz, en la cual podemos ver algunos mechones.

Detalle pelo, Condesa de Haussonville, Dominique Ingres, 1845.

Por último, vemos como su pelo es retratado con un lazo rojo bellamente trenzado, además de ser captado perfectamente la manera en la que este flota su parte inferior.

Detalle lazo, Condesa de Haussonville, Dominique Ingres, 1845.

La piel porta una suavidad en la pincelada, que hace crear una visión de gran dulzura. Se deja patente una piel carnosa en manos, brazos y rostros aportando un gran detalle pictórico en los volúmenes.

Detalle piel, Condesa de Haussonville, Dominique Ingres, 1845.

Su vestido es retratado de una manera perfecta, pudiendo observar los pliegues los cuales portan sombras que rozan el hiperrealismo. Podríamos decir que el tratamiento de la luz en el vestido es difícilmente superable. Ya que podemos observar dobleces, arrugas, el corte del vestido. Es una obra de una calidad técnica propia de un genio de la pintura.

Detalle vestido, Condesa de Haussonville, Dominique Ingres, 1845.

Louise muestra joyas, las cuales son retratadas de manera fehaciente, como si Ingres hubiera analizado con una lupa todos los elementos a retratar.

Detalle joya, Condesa de Haussonville, Dominique Ingres, 1845.

Dejando a un lado a la retratada, podemos observar otros detalles de gran protagonismo. Es el caso de la inclusión de un espejo, el cual retrata de forma perfecta la espalda de la condesa. También, este espejo refleja algunos elementos del tocador como las flores rojas del bello macetero.

Detalle reflejo, Condesa de Haussonville, Dominique Ingres, 1845.

Este tocador, además de bellos jarrones, muestran otros detalles curiosos como una perfecta representación de los flecos del tapizado del tocador o también otros detalles como la firma y fecha de realización autografiada en este tapizado.

Detalle firma, Condesa de Haussonville, Dominique Ingres, 1845.
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