Hablemos de la Metodología

No puede haber metodología sin objeto que estudiar. Objeto y objetivo son palabras que rodean al ser humano desde su nacimiento. Esto es debido a que los objetos tocan muchos ámbitos de nuestra vida, teniendo una relación obligada entre el objeto y el sujeto, ya que estos deben coexistir. El sujeto alude a la persona y el objeto a toda materia o cosa en relación con el mismo. Este debate es trasladado a la historia del arte por varios autores. Uno de ellos es Pablo Antón Solé, este trata el objeto u objetivo como el fin del sujeto; este objeto como objetivo nos provocará ciertos debates en el campo del arte. Este objeto o fin son las obras de arte. Antón Solé nos pregunta si seremos capaces. Así mismo, nos relata como se definieron las obras de arte en las distintas épocas gracias a la idiosincrasia de estas. Quizás no podamos definir que es una obra de arte sin estar integrados en el contexto de la obra, pero sí podemos definir ciertos adjetivos de una obra de arte como son artificialidad, artisticidad o autenticidad; Antón Solé no excluye ninguna obra, toda creación esta expuesta al estudio de la Historia del Arte.

Otros adjetivos como son histórico y estético, definen los objetivos de la historia del arte. En relación a lo histórico, encontramos el objeto artístico como huella o forma de manifestarse, producto de un contexto social en el que descubrir finalidad, formalidad, ideología, economía etc. En lo estético vemos la morfología, técnica, iconografía y clasificación de forma artística. Este binomio es el que nos da las claves para entender la obra de una forma completa, llevando a cabo el estudio de lo histórico y lo estético a través del objeto artístico de forma correcta y científica. Antón Solé nos plantea ciertas metodologías.

La primera de ellas es la basada en las fuentes documentales, tratados como entes fiables para el estudio. Al ser una fuente directa esta nos aporta datos sobre la obra de forma oficial, aunque podríamos debatir sobre su certeza contrastando los datos con otras fuentes distintas. Otra de ellas es la basada en biografía de artistas. Este tipo de fuente fue muy común a partir del Renacimiento gracias al método biográfico de Giorgio Vasari, pero basarnos al fin y al cabo en una fuente de tercera categoría y tan alejada a la obra o al propio artista nos puede alejar de la certeza; aunque siempre será más cercana a la realidad que una ajena al contexto de la obra.

La tercera metodología propuesta es la de Winckelmann, metodología basada en el rigor científico sin dejar de lado la descripción e interpretación. En esta metodología se empieza a hacer algunas afirmaciones teniendo en cuenta los acontecimientos que rodean a la obra, siendo empático con la obra y poder estudiar desde hipótesis certeras. Burckhardt podríamos decir que da un paso atrás al tratar el concepto de épocas, en este caso comparándolas; se centra en comparar las etapas confrontando hechos históricos y viendo que tienen en común y que no. Es una metodología compatible con la contemporaneidad actual, al estudiar más las ideas y menos la obra en sí. Esta metodología evoluciona hacia la que se centra en las formas y los estilos, que se basará en la diferenciación, como la propuesta por Burckhardt, pero centrada en la obra y no tanto en materias que la rodean. La sexta metodología es la de los símbolos, centrada en en el método iconológico de E. Panofsky. Esta asentada en el análisis pre-iconográfico, iconográfico y sintesis iconográfica e iconológica. El método de Panofsky se centra en percibir la iconografía e iconología. En primer lugar la significación primaria o natural. Esta se encuentra en la obra y en ella podemos diferenciar las formas puras de las que no lo son. Identificarlas para más tarde encontrar las respuestas sobre las formas que no conozcamos en las fuentes pertinentes, llegando a una significación intrinseca. En ella encontraremos la interpretación del artista y los procesos que nos han llevado a esa significación. Panofsky también nos habla de la significación convencional, en la que entran los conocimientos culturales generales de una época. Utilizaremos el símbolo como ente que se repite y nos simplifica las cosas creando una iconografía; esta ocupará la temática de las obras.

Más adelante, la historia del arte se centrará en hablar del arte en la sociedad, y partir de la ideología de la obra, realizar su posterior estudio; por lo tanto, hablamos de la sociología del arte. Hauser nos habla de las funciones sociales del arte. Arte como expresión del poder para transmitir ciertas ideas a la sociedad que la rodea. El artista sin quererlo es una persona al servicio del poder, por lo tanto, no son ideas propias sino impuestas. La división de clases propicia que haya una dominante y esta imponga sus ideas; creando una ley sociológica de lo bueno y malo en el arte. Esta ideología se refleja en las obras artísticas y el historiador atiende más a la ideología que a lo puramente formal. La sociedad define un arte; esto define la sociología del arte como metodología, aunque pienso que debería atender a otras metodologías que completen el vacío del estudio artístico. Para concluir las metodologías propuestas por Antón Solé hablamos de la teoría de la Gestalt, en la que se estudian las obras a través de la visión y los elementos formales.

Estas metodologías intentan simplificar el estudio del arte centrándose en un concepto o idea a estudiar, aunque debemos conocer desde mi opinión, todas las metodologías posibles con las que abarcar la obra. Esto nos hará llegar a una conclusión propia que quizás nos aproxime a una hipótesis más certera. Aunque, debemos asumir que no somos los creadores de la obra en cuestión y siempre crearemos una interpretación «incierta» en un porcentaje mayor o menor. Así mismo, el arte actual nos permite hacer planteamientos sin rigor científico o certeza a la hora de interpretar, y estos son aceptados. Por lo tanto, la obra de arte siempre ha vivido de la diversidad metodológica a la hora del estudio. Al igual que siempre habrá diversidad en el arte en mayor o menor porcentaje. Podemos utilizar el «supermercado metodológico» de Preciosi, pero siempre de forma coherente en relación a la obra, al menos en el planteamiento de la hipótesis aunque sea posteriormente refutable.

En la Historia del Arte el estilo ha tenido un peso fundamental. La palabra estilo, se acuña en multiplicidad de situaciones y de uso generalizado para el ser humano en todo lo que transmite proveniente de un cierto contexto. El contexto hace compartir cuestiones culturales al artista y a la obra de arte, por lo tanto, es correcto utilizar la palabra estilo para esas cuestiones compartidas; siempre que no se dejen atrás las obras de arte «en cierta medida» ajenas a ese estilo, como sucedía en metodologías centradas en el estudio del estilo único.

El estilo ha marcado la calificación de ciertas obras como positivas o negativas, por lo tanto produce opiniones colaterales entre obras pertenecientes a un estilo y obras que no. Se crea un estilo sin ninguna lógica al rededor de un fenómeno u obra artística concreta, en cierta manera es un criterio vago que deja a un lado obras que nos podrían interesar; en ocasiones se asemeja a la tradición, cuestiones formales o a forma y expresión. Quizás los artistas también influyeron en la creación del estilo, no adquiriendo formas nuevas por ser conservadores en sus obras o asemejarse a lo que la mayoría quería o conocía; eso se definía como estilo de lo representativo y la influencia que ejercía en todo. Así mismo, existe la posibilidad de coexistir dos «estilos» y tipos de arte diferentes al mismo tiempo; que tanto estilo como tipo de arte se influyan mutuamente. Esto forma parte de la producción artística y es algo que se produce en la evolución de un arte. Los estilos nacen pero no permanecen en su evolución sino que nace otro a partir del primitivo. El arte evoluciona, por lo tanto no pega saltos a pesar de que el estilo los impone. El estilo intenta adaptarse a esa evolución artística hablando de la decadencia de un estilo como unión al siguiente. Es complicado relacionar contenido y estilo, simplemente el estilo intenta explicar y crear un lenguaje que nos haga entender el arte, pero siempre que hablas un idioma diferente no puedes comprender todo lo que se habla.

Pienso que para un futuro no valdría una metodología única. Ya que la interpretación de la obra independientemente quien sea el que la interprete, ya crea una visión sobre la obra. Por lo tanto, crea una metodología propia con la que interpretar las obras artísticas de nuestro momento. Así pues, se impondrán ciertas metodologías con las que interpretar las obras, pero estas obras estarán avocadas a una mayor historicidad en la contemporaneidad. Con el paso del tiempo se impondrá un estilo a cierto arte, con una visión de pasado diferente que estará desfasada al no pertenecer al contexto de la obra; aunque es aceptable. Esto ha sucedido siempre y entiendo que sucederá en un futuro.

Autor: Jesús Aguayo Linares, graduado en Historia del Arte por la Universidad de Córdoba

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