Alegrías, Julio Romero de Torres.

En nuestro comentario de hoy, quisiéramos hablarles de una obra que porta una fuerza y un carácter que atrapa. Concretamente nos referiremos a la obra Alegrías, del pintor cordobés Julio Romero de Torres. Es una obra que se realizó en el año 1917 y que retrata la escenificación de uno de los palos del flamenco, las Alegrías. Este palo es uno de los palos más interpretados junto a la Soleá o la Seguiriya.

Alegrías, Julio Romero de Torres, 1917.

Romero de Torres es un pintor que capta el andalucismo de una manera genuina. En este caso, retrata algunos de sus entes principales, el baile, la guitarra y el flamenco. Estos elementos están integrados en la representación de un acompañamiento al baile. El contexto de este escenario está  localizado en un decorado con un fondo ficticio, algo que es común en su pintura. Romero de Torres coge elementos reconocibles del contexto cordobés. En este caso vemos al fondo Sierra Morena.

Detalle escenario, Alegrías, Julio Romero de Torres, 1917.

Detalle Sierra Morena, Alegrías, Julio Romero de Torres, 1917.

En este escenario de gran belleza y firmado por el artista en una de sus esquinas, se representa un baile por alegrías. En su papel principal, aparece la bailaora, la cual despliega sus brazos y camina sobre el escenario deslizando sus pies. Esta bailaora porta un vestido rosa bellísimo, rematado con un corpiño. El rostro de la bailaora porta una tez morena, acompañada de un peinado que representa perfectamente la estética de los peinados típicos utilizados por las bailaoras. Muchas actualmente portan el pelo recogido y muestran algún mechón rizado. Con esta representación de la bailaora, podemos afirmar que Romero de Torres capta perfectamente la estética flamenca y demuestra conocer sus códigos.

Detalle bailaora, Alegrías, Julio Romero de Torres, 1917.

La bailaora es acompañada por un guitarrista, el cual se muestra concentrado en el toque. Este toca la guitarra de pie, forma de tocar que nos recuerda a uno de sus antepasados, la viola da gamba. La guitarra es interpretada por este guitarrista con una clara técnica flamenca. Ya que este está ejecutando un rasgueo, técnica primordial en la guitarra flamenca y que es utilizada en el palo de las Alegrías. En la guitarra podemos descubrir detalles de la fisonomía de las guitarras de esta época. Observamos como el clavijero porta los tradicionales palillos, los cuales fueron sustituidos más adelante por tornillos sin fin. Los nuevos clavijeros dejaron atrás esta forma de afinar propia de instrumentos clásicos como el violín. A pesar de ello, actualmente también se construyen guitarras con esta fisonomía, queriendo buscar una estética  y afinación  más  clásica.

Detalle guitarrista, Alegrías, Julio Romero de Torres, 1917.

También podemos observar a otros acompañantes en la escena. Se muestra una mujer, la cual parece tocar las palmas y jalear, actitud muy propia en los tablaos. Vemos como esta palmera muestra una expresión muy particular. Parece que nos dijera, «que bien baila». Por otra parte, encontramos a dos espectadoras. La primera se muestra detrás de la palmera, asomando su cabeza como si quisiera colarse en la escena del pintor.

Detalle palmera y acompañante, Alegrías, Julio Romero de Torres, 1917.

Por último, la segunda acompañante, la cual tiene una postura de lo más atípica. Es una mujer que se muestra tumbada a lo largo del escenario, como si el baile no fuera con ella. Se muestra con rostro y postura impostada, típica de una persona que quiere ser retratada.

Detalle posado, Alegrías, Julio Romero de Torres, 1917.

En relación a la luz y el color, destaca como el pintor capta y concentra la luz sobre los protagonistas en escena. Transmitiendo así un aura propia de un escenario. En escena solo brillan los protagonistas y el fondo. Los espectadores nos situamos detrás sin revelar nuestras identidades. Concretamente,  en esta obra se refleja este aspecto tan idiosincrático de lo artístico. Además, Romero de Torres consigue que ese efecto una a la pintura y el espectáculo, ya que en las dos disciplinas observamos y centramos la atención en la obra situándonos detrás de ella.

Detalle luz y color, Alegrías, Julio Romero de Torres, 1917.

En definitiva, es una obra de una calidad pictórica propia de un pintor único. Julio Romero de Torres es un pintor que hubiera llenado las páginas de la historia del arte a la altura de los más grandes pintores franceses. Es un pintor que muchos conocen, pero que en obras como esta, podemos valorar mucho más su calidad como pintor y podemos constatar la importancia de su obra.

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