Baco, Michelangelo Merisi da Caravaggio.

Baco de Michelangello Merisi da Caracaggio, es una obra que nos transmite los elementos típicos y representativos del Dios Baco. Este es pintado de una manera dulce y un carácter, el cual refleja los sentimientos más placenteros de una manera realista. El vino, la vid, la uva y los frutos más dulces, son los elementos hedonistas por los que conocemos a esta deidad. En este caso, Caravaggio nos retrata a este dios encarnado por el mismo. El pintor italiano, se autorretrata de una manera dulce y sonrojada. El vino que está presente en su entorno y su mente, se adueña de él y nos muestra los efectos propios de Baco.

Baco, Caravaggio, 1598, Galería Uffizi.

El rostro muestra unos ojos brillantes, los cuales nos transmiten el mundo interior del alcohol. Su piel rosada en mofletes, nariz y orejas, delata la alegría y efectos de su festín. Como corona para el dios, la vid y sus uvas, fuente del sentimiento transportador que representa una vida apoderada por los efectos del Dios Baco. Este bello y rosado rostro, contrasta con la blancura de su torso semidesnudo.

Detalle rostro, Baco, Caravaggio, 1598, Galería Uffizi.

Baco se nos muestra recostado de la manera típica romana. Estos sentían el hedonismo como medio y su Dios le provocaba noches llenas de placer. El vino es sujetado por su mano izquierda. Baco gira su copa, provocando un ondear propio del movimiento de las copas llenas de vino y esto es reflejado por el pintor barroco de forma muy realista. Por otro lado, su otra mano sujeta la cinta que pudiera pertenecer a su toga.

En lineas generales, es una obra artística llena de detalles y más caravaggesca en temática que en su idiosincrático tenebrismo. Caravaggio humaniza las deidades y los santos, los siente muy mundanos. Todos hemos sentido los efectos del alcohol y nos vemos reflejados en la manera tan bella de retratar estas emociones de forma tan humanas acercandonos así a la deidad. Esto el mundo clásico lo sabía aunar muy bien y Caravaggio con su pintura nos hace empatizar con lo representado. El pintor quizás se sentiría como Baco,  entendería que significaba Baco para la cultura clásica.

En algunos aspectos pictóricos, podemos ahondar en la magnifica manera en la que el Caravaggio refleja la luz, tanto en el escanciador y la copa de vino, como en las frutas representadas. Estos dos elementos, reflejan de una manera fehaciente los brillos retratados en la obra. La luz y el reflejo, portan caracteres distintos, ya que el pintor italiano capta muy bien la manera en la que los reflejos se muestran. Podemos poner ejemplos que se asemejan como los reflejos blancos del vino, o otro reflejos únicos propios de las frutas. Las pieles de las frutas reportan una textura lumínica distinta que es captada por Caravaggio a la perfección.

Detalle luz en vino, Baco, Caravaggio, 1598, Galería Uffizi.

Las sombras son pocas pero certeras. La sombra del escanciador y del frutero, son de las pocas que retrata el pintor.

Detalle sombra de escanciador, Baco, Caravaggio, 1598, Galería Uffizi.

El fondo no es tan contrastante como el que plasma Caravaggio en los fondos albergados en las obras Narciso y la Vocación de San Mateo. Aun así, se nos muestra un fondo que es contrastante respecto al blancor de la piel de Baco y las sabanas de su triclinio.

Detalle contraste, Baco, Caravaggio, 1598, Galería Uffizi.

Es un detallismo genial el que porta la fisonomía de Baco, mostrándonos la musculación de su brazo e incluso las marcadas clavículas de este.

Detalle musculatura, Baco, Caravaggio, 1598, Galería Uffizi.

También hace una actuación de gran calidad en el frutero. Debes conocer muy bien el material que retratas para reflejarlo de esta manera. Son tan realistas, que que nos podríamos adentrar en la obra para comernos unos frutos de tan buena cara. Higos, uvas, manzanas, peras y granadas son retratadas sublimemente.

Detalle frutero, Baco, Caravaggio, 1598, Galería Uffizi.

En definitiva, es una obra de una calidad pictórica magnífica. Además, es una representación que mezcla perfectamente lo divino y lo mundano. Podemos sentir que vemos y conocemos mejor a Caravaggio.  Viendo su autorretrato, es como si lo viéramos ante el espejo, como si lo pudiéramos sentir cerca.

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