Julia Peraire, un retrato de belleza y carácter.

Sin duda este retrato realizado por Ramón Casas i Carbó, es una obra que nos transmite una belleza tan singular y con tanta fuerza, que es digna de mención y reconocimiento. Esta belleza y templanza albergada en esta bella barcelonesa, enamoró al pintor catalán y a todo al que ha observado este retrato de Julia alguna vez. Es una mujer sin complejos y con una gran fuerza. También es todo un ejemplo de revindicación de una mujer segura y llena de fortaleza.

Julia, Ramón Casas i Carbó, 1915, Museo Carmen Thyssen.

Además del valor personal de la retratada, el valor pictórico plasmado por Ramón Casas nos muestra una pintura llena de un bello costumbrismo. Esta tendencia se convirtió en bandera de una visión cultural, que con sus luces y sombras, reportaba una belleza única y un paradigma que te atrapa gracias a su visión romántica. Pero más allá de caer en la banalidad, podemos ver una intención crítica de muchos de estos pintores españoles, los cuales, denunciaban con sus obras la situación de pobreza y fragilidad de ciertos entes sociales de la época.

Centrándonos en aspectos pictóricos, observamos como el rostro de pincelada suelta, nos muestra una tez clara que contrasta con los colores vivos de las flores de su pelo. Así mismo, con sus labios carnosos.

Detalle rostro, Julia, Ramón Casas i Carbó, 1915, Museo Carmen Thyssen.

La mirada de Julia Peraire es retratada con un brillo que esta acompañado de una expresión templada y segura.

Detalle mirada, Julia, Ramón Casas i Carbó, 1915, Museo Carmen Thyssen.

Otro de los detalles de este rostro, es la manera en la que la pincelada del pelo se une casi con la de la peineta. Este elemento, es propio de una vestimenta costumbrista, la cual está en consonancia con los demás elementos retratados que os comentamos a continuación.

Detalle flor y peineta, Julia, Ramón Casas i Carbó, 1915, Museo Carmen Thyssen.

El rojo que brilla en su rostro, se fusiona con el rojo de la chaquetilla y el chaleco. En estas dos bellas prendas pintadas por Ramón Casas, se retratan detalles identitarios, como son los machos, alamares y carieles, que con pinceladas sueltas, las cuales son intercaladas con destellos azules encarnados en piedras preciosas, llenan esta vestimenta castiza.

Detalle chaquetilla, Julia, Ramón Casas i Carbó, 1915, Museo Carmen Thyssen.

Si el rojo y negro destaca en sobremanera, la conjunción de colores azules entre el vestido y el fondo no se queda atrás. Esta fusión nos aporta unos tonos que atrapan al retratado. Esto es gracias a los destellos grises y anaranjados, los cuales forman parte de un aura que sirve de apoyo tanto a la personalidad de la retratada, como a la imagen llena de un costumbrismo orgulloso. En definitiva, es una visión que es propia de una españolidad que no necesita bandera para ser comprendida y admirada.

Detalle de vestido y fondo, Julia, Ramón Casas i Carbó, 1915, Museo Carmen Thyssen.
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