Las distintas caras de una llama tenebrista.

La luz es un elemento que en la serie de obras pictóricas que os presentamos, es primordial para entender la atmosfera que emanan cinco obras centradas en María Magdalena. Estas fueron realizadas por el pintor francés Georges de La Tour. Son obras que transmiten una técnica y forma de pintar muy personal. Es un realismo muy dulce y muy actual. Porta un tenebrismo que es patente en las cinco obras, destacando el virtuosismo, calidad y contraste de la obra titulada Magdalena penitente. Si en el tenebrismo la oscuridad es importante, no lo es menos la incidencia de la luz contrastante. Por esta cuestión, la luz es en la protagonista de nuestro artículo.

Magdalena Penitente, George de La Tour, 1640, Museo Metropolitan.

La luz retratada por el pintor francés, emana de una vela o linterna encendida, la cual aporta un juego pictórico bastante interesante. La luz de la vela en cada obra tiene un carácter y papel, además de albergar detalles reseñables. La llama que emana la obra Magdalena penitente, aporta una visión más conseguida del efecto lumínico. La luz ilumina de manera detallada la zona frontal de María Magdalena, así mismo, la zona del espejo.

Detalle tenebrista, Magdalena Penitente, George de La Tour, 1640, Museo Metropolitan.

La manera en la que de la Tour retrata el pelo de María magdalena y su piel, es de una calidad reseñable. Esta conjunción de técnica sublime en las zonas iluminadas y la oscuridad que nos recuerda a un cielo nocturno de un color cerrado, consigue un tenebrismo de mucha pureza.

Detalle pelo, Magdalena Penitente, George de La Tour, 1640, Museo Metropolitan.

Esta obra de Magdalena penitente. porta detalles de gran calidad. Pero si por algo destaca, es por como es retratada la vela y una larga llama la cual se refleja en el espejo a la perfección. Es curiosa la manera en la que la vela aparece y se muestra con su color original en el reflejo del espejo. Así mismo, se nos muestra un aspecto sombrío en su parte real, ya que la luz incide hacia el espejo dejando en la oscuridad vela y porta vela.

Detalle espejo, Magdalena Penitente, George de La Tour, 1640, Museo Metropolitan.

Por otro lado, es destacable la manera en la que esta obra trata la oscuridad en el fondo y en el espejo. El espejo es contrastante con el fondo, el cual porta un negro casi infinito. Este aparece también en el espejo, pareciendo unirse parte del fondo de la obra con el mismo. En este espejo los elementos contratantes con el negro infinito son el marco y el reflejo de la vela.

Conjunción del fondo y espejo, Magdalena Penitente, George de La Tour, 1640, Museo Metropolitan.

Las otras cuatro representaciones de María Magdalena, parecen casi un estudio de la incidencia de la luz de las velas. Podríamos dividir los cuadros en dos grupos, ya que comparten composición. Estos a pesar de parecer idénticos, se diferencian por el carácter de la luz.

El primero de los grupos son dos obras titulas Magdalena penitente de la lamparilla. En estas se nos muestra a María Magdalena ataviada de la misma manera que la primera obra comentada, pero el pintor  francés nos muestra otra composición y otro elemento lumínico; la lamparilla. En su versión albergada en el Museo del Louvre, muestra un ejemplo de luz tenebrista que se encuentra a medio camino. Ya que no se muestra un oscurantismo pleno, pero sí que se ilumina a Magdalena diferenciando entre las partes más cercanas a la luz y las partes más sombrías.

María Magdalena de la lamparilla, George de La Tour, 1640-1645, Museo del Louvre.

En cambio, la María magdalena de la lamparilla albergada en el Museo de Arte del Condado de los Ángeles, muestra una visión de luz que abarca más la escena. Es como si colocaras una bombilla hacia arriba, ya que ilumina la habitación, pero no produce una luz directa.

María Magdalena de la lamparilla, George de La Tour, 1640, Museo de Arte del Condado de los Ángeles.

Por último, un segundo grupo realizado por de La Tour, nos muestra la luz de una manera totalmente diferente y original. Ya que la luz y llama de la vela, aparece justo detrás de la calavera que porta María Magdalena. Esto hace que la luz incida en el fondo y no en el primer plano como es natural en la luz. Por lo tanto, incide en la parte izquierda y derecha tras la clavera, iluminado la cara, ropajes de María y el espejo en el que esta se mira.

Magdalena, George de La Tour, 1635-1640, National Gallery of Art.

Como sucedía en el grupo anterior, se nos muestran las dos luces de forma similar. En este caso la tenebrista, la luz que llega a toda la obra y la que se muestra a medio camino de esta tendencia de oscuridad plena. La obra titulada Magdalena y el espejo, albergada en el Museo Lorrain, nos aporta una visión tenebrista de la composición y la otra obra del segundo grupo titulada María Magdalena, nos muestra una visión que remarca la luz y la oscuridad, pero no de manera tan profunda.

María Magdalena, George de La Tour, 1635-1640, Museo Lorrain.

En definitiva, es una serie pictórica que nos ayuda a comprender el funcionamiento de la luz de la lumbre, que puede ayudar tanto a estudiosos, como a pintores. Además, son cinco ejemplos en los que entender cómo funciona y se aplica el fenómeno tenebrista.

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