La sonrisa despertada por la nobleza. Murillo.

Queremos hablarles de una de las obras del pintor Bartolomé Esteban Murillo basadas en la niñez. Concretamente, la obra titulada Muchacho con un perro. Esta está enmarcada en un momento que despierta un sentimiento único. Todos somos conocedores de la sensación que provoca el compartir un instante con tan bello animal.

Muchacho con un perro, Bartolomé Esteban Murillo, 1655-1660, Hermitage.

Murillo retrata en esta obra la sensación que nos llega a provocar la relación perro-humano. Entre otras cuestiones, ante todo provoca mucha complicidad y una reacción natural como consecuencia de la bondad y nobleza de este animal. Murillo retrata en esta escena quizás los dos seres más llenos de nobleza e ingenuidad, el niño y el perro. Ya es conocida por el gran público la utilización de la figura del niño y de la infacia por el pintor sevillano, pero en este caso, se nos transmite justo un sentimiento muy particular que podrán reconocer las personas que han convivido con perros. Vemos como el niño mira al perro con una mirada que delata sus sentimientos. Es una mirada pequeñíta y enamorada.

Detalle mirada, Muchacho con un perro, Bartolomé Esteban Murillo, 1655-1660, Hermitage.

Así mismo, también lo hace su sonrisa. Esta se nos muestra grandiosa y de oreja a oreja. Es tan feliz mientras mira hacia el perro, que casi pareciese que los mofletes se saliesen de su cara desfigurando el rostro. Es una cara llena de alegría y bondad. En el mundo castellano existe una expresión que habla de como a veces se nos queda «cara de tonto». Es esa sensación automática que aparece en nuestra vida cuando observamos entes llenos de bondad y ternura.

Detalle sonrisa, Muchacho con un perro, Bartolomé Esteban Murillo, 1655-1660, Hermitage.

Además, Murillo quiere retratarnos los momentos de alegría para niños que padecen vidas que no estan llenas de riquezas, sino más bien lo contrario. Concretamente este niño se ve como aparece retratado con un capazo lleno de alfarería, que intuimos sería para ganarse la vida.

Detalle capazo,Muchacho con un perro, Bartolomé Esteban Murillo, 1655-1660, Hermitage.

Si el niño porta la bondad innata, el perro nace con la nobleza como idiosincrasia. Este Spaniel Bretón retratado por Murillo, mira fijamente hacia el niño y espera con paciencia, nobleza y orejas gachas la bondad de la niñez, bondad reflejada a la hora de recibir una caricia o un cuscurro de pan.

Detalle perro, Muchacho con un perro, Bartolomé Esteban Murillo, 1655-1660, Hermitage.

En definitiva, Murillo demuestra gran sensibilidad a la hora de captar sentimientos y momentos, los cuales solo un pintor único sabe captar y plasmar.

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