En torno al año 1330, el escultor Andrea Pisano fue el primer artista que fue encargado para construir una puerta de bronce para el Baptisterio de San Juan en Florencia. Esta puerta fue realizada con relieves en bronce y dorados. Esta puerta se encargó para sustituir otra de madera localizada en la fachada sur del Baptisterio y quedó orientada hacia la ciudad. En la puerta podemos encontrar catorce relieves y cada una de las hojas de la puerta están enmarcados en cuadrifolios. Los diez superiores contienen escenas de la vida de San Juan Bautista y los cuatro inferiores, imágenes de diversos profetas.
Tras la participación de Andrea Pisano, concretamente en el invierno de los años 1400 a 1401. El Arte dei Mercanti di Calimala, gremio de los grandes comerciantes de Florencia tuvo a su cargo el mantenimiento y embellecimiento del Baptisterio. Este decidió sustituir en el edificio una de las dos puertas restantes de madera por una nueva de bronce. Para ello, se acordó convocar un concurso público con el fin de asignar el trabajo al artista más capaz.
Cada participante del concurso, tenía que presentar antes del término de un año un relieve en bronce con una escena del Sacrificio de Isaac. Este debía cumplir una serie de condiciones. Aparte del tema, se especificó que la forma del marco debía ser tetralobular, idéntica a la usada por Pisano en la puerta ya existente. Además, los participantes debían demostrar que eran capaces de crear un relieve que reprodujera lo más fielmente posible un texto bíblico preestablecido. Así mismo, debian dejar patente su habilidad en la representación de animales, de personas tanto desnudas como vestidas, de paisajes y vegetación.
Sacrificio de Isaac, Lorenzo Ghiberti, 1401
Finalmente, entre todos los concursantes quedaron seleccionados siete escultores, a los que se entregó una determinada suma para que elaboraran sus respectivas pruebas. Fueron, además de los florentinos Filippo Brunelleschi y Lorenzo Giberti, los maestros Jacopo della Quercia, Simone di Colle Val d’Elsa, Niccolo di Pietro Lamberti, Niccolo d’Arezzo y Francesco di Valambrino.
En el verano del año 1402, el jurado debió emitir su dictamen. Hoy se conservan sólo los relieves que elaboraron Brunelleschi y Giberti. Ambos cubrían las especificaciones en lo que al tema, tamaño y forma del marco tetralobular se refiere. Para que el jurado adoptara su decisión definitiva, quedaban ahora tan sólo unas pocas cuestiones por aclarar, entre ellas, una que no era precisamente de poca importancia. Una de ellas era si la puerta proyectada para el Baptisterio era económicamente viable. En este sentido, la prueba presentada por Giberti reunía muchas más ventajas que la de su competidor Brunelleschi. Esta pesaba siete kilos menos, lo que representaba un ahorro de material de más de dos quintales de bronce en toda la puerta.
Además, Giberti había fundido su relieve de prueba, a excepción de unos pocos elementos, en una sola pieza. El de Brunelleschi, por el contrario, constaba de una plancha lisa sobre la que había montado luego cada una de las piezas fundidas por separado, lo que representaba una mayor complejidad y mucho más trabajo. Finalmente, estas dos técnicas de fundición tan distintas eran determinantes también para establecer las diferencias estéticas de ambas obras. Por todas estas cuestiones, se decidió por el proyecto de Ghiberti, quedando para la posteridad su magnífica Puerta del Paraíso.