Elga llega al lugar en el que está su amante, obligado por su marido para hacerla ver que ha sido descubierta. Ella aparece en el marco desde una especie de pasillo. Nosotros vemos en la escena anterior como Elga es conducida por su marido hasta este lugar. Vemos que se comunican al haber un corte de montaje, sin mostrarnos eso si por donde han andado los personajes; simplemente aparecen en el lugar de la acción. La cámara esta fija hacia ese lugar de nexo que es la puerta donde aparecen los personajes. El conde arrebata al hijo de las manos de la madre para, mediante un corte de montaje, mostrarlos de espaldas a la cámara. Posteriormente se conectan las miradas mediante planos de los dos, en los que destaca la visión de cada uno, mostrándonos que ve cada uno. Así mismo, vemos como se prepara la escena para que los personajes colocados ante la cámara dialoguen.
Es curiosa la manera en la que se colocan las sillas y la mesa en el plano, así pues, vemos como se van acercando hasta crear ese cruce de miradas entre los dos, dando sensación de teatralidad. Posteriormente, le muestra la confesión del amante y primo, delatándolo. Se pasa de este plano general a un intertítulo sobre la confesión. Tras este intertítulo un primer plano del conde mientras se lo lee y la reacción enérgica de ella con otro primer plano, volviendo hacia el conde queriendo mostrarnos las dos partes. El conde aparece sin fondo y con iluminación hacia él en primer plano, mientras que Elga aparece iluminada plenamente. Se ve como se intenta dar sensación de dialogo de miradas con esos cambios de plano constantes y además hacernos ver mediante ese plano en iris, el carácter de mirada. Vemos como siguen enmarcados en ese marco fijo que he relatado al principio tras este dialogo de planos, en el que los rostros tienen gran importancia y son iluminados con teatralidad.
El conde procede a mostrarle al amante que estaba oculto, siguiendo ese juego de reacciones mediante ese dialogo de miradas. Sigue mostrándose ese plano general del lugar en el que los personajes discurren por él. Salvo cuando el amante es liberado para luchar con el conde a muerte. Elga aparece aporreando la puerta mediante un corte de montaje y mediante otro el amante escapa hacia el fuera de campo por una pequeña ventana, mostrándose posteriormente el exterior por el que cae. El conde mira hacia el exterior o fuera de campo, viendo la mirada del conde mediante un corte de montaje y viendo la huida de su primo. Después de este juego de miradas volvemos hacia ese marco teatral en el que se producía la delación
Vemos como la mirada sigue siendo importante, esa mirada del conde que ve al niño pequeño que ha presenciado la acción. Esta mirada se transmite a la cámara haciendo un plano con forma de iris del niño remarcando la mirada o el ojo. Se remarca otra vez, señalando hacia el niño, para que veamos hacia donde va la mirada. El pide que mate a su hijo y el conde al ver que lo va a hacer y es capaz de matarlo se lo arrebata, dándoselo a los guardias, conectando otra vez con el espacio con el que comenzaba la secuencia; anterior al lugar donde sucede lo relatado creando un fuera de campo a través de la puerta. Mata a su mujer terminando la secuencia en el lugar en la que empieza.
La siguiente secuencia es cuando el conde entrega al niño a una campesina para que lo cuide. Empieza con un fundido encadenado, en el conde aparece desde el fuera de campo hacia un marco que encuadra la casa. Entra desde un lado para salir por el opuesto y mediante un corte de montaje, aparece como se esconde tras el árbol para observa que sucede. Tras ello aparece un intertítulo. Desde el interior de la casa y saliendo de este otro fuera de campo, aparece la campesina que coge al niño y el conde desaparece de la escena en la oscuridad dirigiéndose hacia otro fuera de campo.
Minutaje de las secuencias: 40:36-49:10, 49:29-50:22
Autor: Jesús Aguayo Linares, graduado en Historia del Arte por la Universidad de Córdoba