Narciso de Caravaggio, el retrato de un reflejo genial.

La obra Narciso de Caravaggio, nos muestra un fenómeno curioso relacionado con el reflejo. Además de la historia mitológica del personaje, es destacable pictóricamente, ya que el artista italiano retrata a la perfección a Narciso, el cual está reflejándose en el agua de la fuente que sería su tumba y renacer. Caravaggio, plasma con su pintura como se retrataría ese momento del reflejo. Por lo tanto, podemos destacar la obra por esta cuestión pictórica, la cual reporta una calidad solo a la altura de un genio, además de retratar perfectamente la escena del enamoramiento hacia si mismo de Narciso.

Narciso, Michelangelo Merisi da Caravaggio, 1594-1596.

Primero nos centraremos en aspectos temáticos. Caravaggio retrata a uno de los personajes de la mitología griega. Narciso tenía una belleza que atraía a todos, pero sus rechazos eran proporcionales a su ego y amor a si mismo. Entre las jóvenes enamoradas de Narciso, estaba Eco. La ninfa Eco fue castigada por la Diosa Hera la cual la condenó a repetir las palabras que le dijera la persona que le hablara en ese momento. Eco estaba perdidamente enamorada de Narciso y esta intentó hablar con él. En un encuentro en el bosque, esta, a la pregunta de Narciso ¿Quien hay aquí?, respondió «Aquí, Aquí, Aquí..». Al acercarse ella, este la rechazó, sumiéndose Eco en la pena y escondiéndose. Esta murió quedando solo su voz, acuñadose la repetición de la voz como el eco. Al ver esto Némesis, Diosa de la venganza, hizo que Narciso se enamorara de si mismo y cayera a la fuente. Este murió, y tras su fallecimiento, nació una flor la cual adoptó su nombre.

Esta obra caravaggesca, es un retrato lleno de detalles reseñables. En relación a Narciso, este porta una postura, la cual muestra ese egoísmo de Narciso. Ya que este cuerpo casi se descoyunta mirando su rostro. Sus brazos se muestran casi con los hombros dislocados, concretamente su brazo izquierdo se muestra girado hacia el espectador, creando esa sensación de tensión postural provocada por su obstinación.

Detalle brazo izquierdo, Narciso, Michelangelo Merisi da Caravaggio, 1594-1596.

Si sus brazos muestran esa postura anómala, sus piernas siguen el mismo patrón. Su rodilla derecha aparece en primer plano, casi hundiéndose en la tierra y mostrando una postura en sus piernas de total acercamiento hacia el desenlace final.

Detalle rodilla, Narciso, Michelangelo Merisi da Caravaggio, 1594-1596.

Otro de los aspectos que retrata Caravaggio en Narciso, es el hecho del realismo de la escena. Su rostro nos muestra hasta las gotas de sudor, estas le caen por su nariz y boca.

Detalle rostro, Narciso, Michelangelo Merisi da Caravaggio, 1594-1596.

Sus ropajes portan un gran realismo en la forma de tratar las luces y las sombras. Vemos como los pliegues de la ropa y sobre todo la luz contrastante de narciso y su contexto, están marcadas por el blanco de su camisa y algunas partes de su piel. Este sería un elemento de luz contrastada con el tenebrismo de su contexto.

Detalle de ropaje, Narciso, Michelangelo Merisi da Caravaggio, 1594-1596.

El elemento más importante de la obra, es el reflejo y como el pintor barroco retrata este fenómeno. Su reflejo forma casi un círculo, el cual conecta en sus manos. Esta perfectamente tratado el efecto espejo, el cual nos reporta nuestra imagen al revés de como la observamos. Por lo tanto, es un efecto que necesita un estudio previo. Esta cuestión la resuelve Caravaggio a la perfección, Otro aspecto destacable, es como los elementos que se muestran más iluminados en la imagen real. Estos son los elementos que el agua refleja más nitidamente. Por esta cuestión, vemos reflejados los pliegues iluminados de su camisa, sus manos y como es reflejada su piel brillante, teniendo como ejemplo su rodilla, la cual esta en el centro del cuadro.

Detalle de reflejo, Narciso, Michelangelo Merisi da Caravaggio, 1594-1596.

Y sobre todo, es importante como se refleja y retrata su rostro. Este rostro aparece iluminado en el agua y difuminado en un color rojo sangre, como si su reflejo, le avisara, que su enamoramiento de si mismo le llevará a la muerte.

Reflejo del rostro, Narciso, Michelangelo Merisi da Caravaggio, 1594-1596.

Es una escena genial, que porta un detallismo propio de un pintor barroco que se precie. Y por su puesto, destaca como trata las luces y las sombras. En esta cuestión pocos pintores le hacen competencia, ya que es magnífico el juego de luces y sombras, así como se retratan estas en el reflejo del agua. Es única la teatralidad que le reporta el pintor italiano a esta escena trágica.

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