Hoy os hablaremos de la representación de una rendición con reconocimiento y respeto. Esta fue retratada por el ilustre pintor Diego Velázquez, siendo en su dilatada producción artística uno de los cuadros más famosos. Hablamos concretamente de la obra artística La rendición de Breda. Esta está enmarcada en una batalla muy importante para el Imperio español, ya que tras la pérdida de España de la ciudad de Breda, esta debía tener una reconquista de la forma más rápida posible.
Con la llegada del reinado de Felipe IV fue ordenada la conquista de la ciudad de Breda, la cual fue tomada con militares destacados entre sus filas. Concretamente con la figura de Ambrosio de Spínola a su mando, además de militares ilustres como el Marques de Leganés o Carlos Coloma Marques de Spina. La ciudad se tomó finalmente el 5 de junio de 1625 ante la capitulación del Gobernador de Breda Justino de Nassau hijo de Guillermo de Orange. Esta épica victoria fue retratada por el mayor de los pintores españoles, el cual la realizaría entre los años 1634 y 1635. Este sería colocado en el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro.
Centrándonos en lo meramente pictórico, vemos como los dos bandos están claramente separados en el cuadro con la excepción de los dos mayores responsables de la batalla. A la izquierda el Gobernador muestra humildad ante el General genovés Ambrosio de Spinola. Como comentábamos al principio, fue una derrota honrosa en la que se mostraba un respeto. Concretamente De Spinola acerca su mano derecha al hombro como gesto de empatía hacia su situación. Es el único lugar donde Velázquez une a los dos bandos. A la derecha del cuadro vemos a las tropas españolas, con rostros maduros y experimentados en la batalla. Son rostros retratados con gran realismo y rostros perfectamente reconocibles. Uno de ellos es el propio pintor, que se retrata como protagonista de la escena. Lo podemos observar en primer plano a la derecha del caballo.
Precisamente los caballos son elementos importantes en esta obra. El caballo perteneciente al bando español se muestra de espaldas al espectador, enseñándonos su imponente musculatura, además de mostrar movimiento en sus patas traseras. El segundo de los caballos mira directamente al espectador y como sucedía anteriormente, esta entre las tropas teniendo un militar holandés a su derecha y el resto de la milicia a su izquierda. Volviendo a la división de bandos observamos a las tropas holandesas con algunos rostros del mismo realismo que sucedía en el bando español, pero en este caso se aprecian rostros más difuminados en la mayoría de los casos. Lo que si observamos son rostros jóvenes, como si se quisiera recalcar la inexperiencia como uno de los factores de la derrota holandesa.
Otro de los factores importantes de esta obra maestra son las lanzas que aparecen en el cuadro. Precisamente estas aportan el sobrenombre que se le acuña a esta obra, Las lanzas. Estas lanzas se muestran totalmente erguidas en el bando español creando una línea vertical en el cuadro como si quisiera señalar la perspectiva a seguir. En el caso de los holandeses, sus lanzas son pocas y aparcen apoyadas en sus hombros atisbando esa derrota que acaban de cosechar.
El fondo del cuadro muestra el contexto de la batalla. Aparece una localización perteneciente a Breda en la que podemos ver los restos humeantes de la batalla y tropas de los dos bandos con sus banderas. Podemos observar la bandera holandesa perteneciente a las Provincias Unidas de los Países Bajos, la cual porta los colores naranja, blanco y azul. Por otro lado la bandera perteneciente al Imperio español, en la que aparece la Cruz de Borgoña. También se muestran algunos rostros muy pequeños en proporción por la lejanía e incluso algunas tiendas en las que descansaban las milicias.
Como era de esperar en Velázquez los rostros portan una expresividad que es propia del genio sevillano. En el caso del bando español podemos ver rostros de empatía, concretamente en el rostro de Ambrosio de Spinola y alguno de sus combatientes. Otros de los rostros del bando español se muestran cansados por la batalla.
Por último hay rostros que posan directamente, como es el caso de el autorretrato de Diego Velázquez. Así mismo, es el caso de Carlos Coloma, militar de gran fama y Marqués de Spina. Este aparece justo detrás de otro de los personajes que mira fijamente al espectador, el cual puede ser el Marqués de Leganés, Diego Mexía de Guzmán y Dávila.
En el caso del bando holandés los rostros son variados. Algunos se muestran en la sombra o solo se atisba alguna mirada fijas. En otros casos se ven más claramente sus rostros. Uno de ellos posa de perfil, otro mira entre la penumbra y dos de ellos se muestran más claramente. Concretamente uno de ellos mira fijamente al espectador. Con este asprecto sobre los rostros concluimos nuestro análisis del cuadro La rendición de Breda. Te esperamos en las siguientes publicaciones.