Debemos entender la dificultad que supone el hecho de reunir todo el patrimonio del conjunto de España. Ya se intento aunar todo este patrimonio para su protección e investigación a través de las distintas provincias españolas. Así mismo, este primer catálogo de principios de siglo XX tuvo una intención muy ambiciosa, pero hasta la actual restauración de estos primeros catálogos no se ha podido conseguir ese fin investigador; uno de los objetivos del primer proyecto de catalogación. En la catalogación actual se llevan a cabo objetivos más amplios, siendo un puente para la conservación a través de la concienciación y el estudio. Nos quedaría apuntar un paso más allá en la catalogación con el Plan Nacional de Documentación del Patrimonio, el cual potenciará el patrimonio cultural.
Algunos estudios nos quieren transmitir la nefasta catalogación del patrimonio de España a lo largo de su historia. Ya a principios del siglo XX se intentó reunir el patrimonio español en el Catálogo Monumental; como he comentado, siendo en vano, ya que no se consiguió a pesar de las buenas intenciones. Posteriormente Gratiniano Nieto, renegó del error del pasado, ya que era una ley importante y ambiciosa la realizada en el 1 de junio de 1902; no se actuó con éxito debido a la falta de medios. Los instrumentos del patrimonio tienen que tener como apoyo la legislación para que la sociedad este concienciada de su protección. A principios de siglo XX en España no existía tal concienciación, pero si personas que entendían de la importancia de la conservación del patrimonio.
La publicación de estos Catálogos del siglo XX, restaurados actualmente; son el resultado de esa concienciación. Para concienciar debemos conocer que es el concepto de Patrimonio. Conocemos algunas de las primeras referencias a su significado en España. En el ámbito legal, Carlos IV, el 26 de marzo de 1802, habla de estructuras arquitectónicas u objetos aqueológicos de la antigüedad. En la ley se relatan los diferentes objetos que se definen como monumentos antiguos. Se entienden como patrimonio: “los vestigios antiguos hasta la Edad Media”. Dejando fuera algunos de los patrimonios más actuales, siendo uno de los obstáculos del Catalogo Monumental a principios de siglo. Esto es debido a la vigencia de la ley de Carlos IV. A mediados de siglo XX se amplía el ámbito legal, no limitando el aspecto cronológico.
En varias publicaciones como la de Vicente Lámperez o Torres Balbás, se deja constancia de ese interés por los monumentos, ampliando sus miras; producto de eso en 1931 se amplia el margen cronológico hasta ochenta años desde la etapa actual. A partir de los setenta, Luis Feduchi o Antonio Fernández Alba seguirán ampliando miras. Debemos esperar hasta 1985 para dar un paso más allá en la concepción patrimonial, esto es gracias al interés en los años setenta; pasando en solo dos décadas a la modernidad del término, incluyendo la creación contemporánea entre otras. A lo largo del siglo XX hubo muchos acontecimientos que provocaron que fuera ineficaz y lenta esa defensa del Patrimonio.
A lo largo del tiempo se ha pasado de una protección de carácter genérico a una más individualizada. Podemos ver ejemplos de protección de origen genérico en la legislación de Carlos IV. Más tarde, se irá ampliando la individualización en la protección con la creación de una comisión por provincia. Ya en 1844 se declaran monumentos nacionales, como es la Catedral de León en ese mismo año, siendo un instrumento de protección más individualizado. A lo largo del siglo XIX habrá bastantes nombramientos de monumentos nacionales, abarcando los monumentos de más importancia. Estos nombramientos influirán a la ley de 1915, siguiendo este mismo método. Hasta fechas anteriores de esta ley, estaba un tanto desequilibrada la catalogación de estos monumentos nacionales, siendo de bajo número y de forma desproporcionada; al haber provincias sin ninguna catalogación. Por esta cuestión hubo un aumento notable hasta 1915, pero no suficiente. En 1931 con la República, se creo el Fichero de Arte Antiguo, donde se catalogaron los bienes hasta 1850. Este fichero tenía un carácter genérico y que se amplió durante fechas posteriores a bienes culturales como escudos, emblemas y otras piezas.
El Catálogo Monumental tuvo un arduo devenir y sirvió como una interesante fuente. Como ya he dicho, y tal cual aludo a una cita de Torres Balbás, se pasan por alto muchas obras de arte. El nombrado anteriormente Fichero de Arte Antiguo fue publicado en 1953. Posteriormente se fueron publicando distintos inventarios, entre ellos el Histórico-Artístico, Inventario Arqueológico de Protección del Patrimonio o Arqueología, Censo de Archivos Españoles, Inventarios de Museos y Censo de Bibliotecas. Como conclusión decir que España lució esa falta de organización y mensajes claros y acertados. Esto sucedió y sucede en España a lo largo de la historia, siendo en muchas ocasiones la última en realizar cambios y progresar. Esto sucede con el Catálogo Monumental, que a pesar de sus buenas intenciones, tuvo muchas trabas en todos los ámbitos; debido a la idiosincrasia de los gobiernos y sociedad española un tanto atrasada.
Autor: Jesús Aguayo Linares, graduado en Historia del Arte por la Universidad de Córdoba