La Creación de Adán, se trata de un fresco realizado en 1511 por el genio del Renacimiento Miguel Ángel Buonarroti. Es una de las obras de mayor reconocimiento del público en general. Este fresco esta albergado en la Capilla Sixtina, concretamente en la zona de la techumbre. Este es el cuarto de los paneles que albergan temáticas centradas en el Génesis. Adán, el cual significa hombre en hebreo, será creado por Dios padre a su imagen y semejanza.
Dios aparece con un aspecto de anciano, el cual porta una túnica púrpura. Este aparece flotando y representado como Dios padre, además de ser conducido y sostenido por ángeles. Así mismo, aparece envuelto con una especie de manto del mismo color de la túnica. Miguel Ángel trabaja la luz dándole la labor de modelar el cuerpo. Así mismo, hace que la carne aparezca perfectamente representada e iluminando las zonas pertenecientes a la definición muscular. Dios aparece también cercano a Eva, la cual esta arropada con su brazo izquierdo. Esta espera en los cielos, a expensas de darle vida en la tierra. El brazo derecho señala hacia Adán dándole vida. Existen hipótesis sobre esta parte de la escena, la cual representa el momento de la conexión entre los dos personajes y posterior creación.
Esta escena está compuesta de dos unidades plásticas, concebidas con una gran simplicidad. De manera, que trata de resaltar los cuerpos que ha trabajado desde una visión escultórica, y que ya había ensayado y bocetado previamente. Miguel Ángel concibe la pintura desde este punto de vista, creando una mirada espiritual, con un físico hercúleo.
En relación a los detalles pictóricos, podemos ver como las miradas participan en la escena. Adán mira fijamente hacia la unión, la cual le da vida. Esta conexión flotante entre los dedos, es observada tanto por creador como creado. Por lo tanto, les unen los dedos y su mirada. Estos dos aspectos les conectan en la escena. También aparecen tres miradas espectadoras, ya que dos de los querubines y Eva, miran fijamente el momento de la creación. Los demás ángeles y querubines, tienen una mirada perdida y en algunos casos borrosa e inexistente.
Como comentábamos anteriormente, el físico de los personajes, es hercúleo y musculado. Por esta cuestión, podemos ver como Miguel Ángel retrata a la perfección la anatomía de los cuerpos. Sobre todo reflejada en la musculatura de Adán. Además en Adán, es muy patente, debido a la postura recostada, la cual beneficia la tensión muscular. Se trata de una representación de grandes manos y demás partes del cuerpo, no son cuerpos sutiles son cuerpos grandiosos, propios de la estética renacentista. Así mismo, al ser visto desde el suelo, debe tener unas proporciones grandes para que el efecto óptico sea óptimo visto desde abajo.
Existen otros detalles como la vestimenta de Dios padre, el cual aparece con una túnica. Esta porta un color púrpura y es un color trasladado también al manto. El manto le alberga como si fuera un medio en el que abarcar y representar la dimensión perteneciente a el cielo. Así, como estos personajes, propios de la entidad celeste, los cuales pululan por el. Por otra parte, los ropajes destacan en el aspecto pictórico. Ya que en el caso de Dios padre, Miguel Ángel nos insinúa partes anatómicas de este, creando así una túnica que se acerca a la transparencia escultórica.
También observamos en otro de los detalles como el artista italiano trabaja la transparencia en un paño verde, el cual circula entre la marabunta de personajes albergados en el manto. Este paño en su transitar por la escena, es representado con una transparencia que nos atisba el fondo celeste.