Hoy os queremos hablar de la obra El canto de la alondra del pintor realista francés Jules Breton. Se trata de una obra llena de matices y en la que hay un halo de conexión entre su principal protagonista y la naturaleza. Esta la rodea y la atrapa a través de un elemento inesperado. El pintor perteneciente a la Escuela de Barbizon retrata en el año 1884 una escena bellísima. Breton es un especialista del mundo rural, ya que sabe captar los detalles que aporta un paisaje de campo de manera magistral. Retrata en este caso a una joven la cual se presenta inmóvil, esta ha sido sorprendida por algo que le ha llamado la atención. Breton retrata en su obra esta reacción con un gran realismo, captando una respuesta llena de naturalidad y sin simbolismos. Esta porta un realismo que se refleja a través de una respuesta inocente y espontánea de la joven ante el sorpresivo deleite del canto de la naturaleza.
La chica se queda obnubilada, esta se para a escuchar y disfrutar del canto de la alondra. Destaca sobre manera la forma que tiene Breton de captar los sentimientos de la chica, quedando patente en algunos lugares del cuerpo. En primer lugar en sus ojos y en su mirada. La joven observa a la alondra con los ojos abiertos y muy impresionada ante ese misterioso pájaro que canta de manera tan dulce. Otro de los lugares donde se aprecia esta sensación es en su postura. La joven deja caer sus brazos y sus hombros de manera relajada, como si el canto de la alondra la hubiera dejado adormilada o su cuerpo y mente estuviera en otro lugar.
El siguiente elemento de expresión corporal en el cual apreciamos esa especie de hipnosis son sus manos, las cuales una sujeta la hoz de manera normal, pero su mano izquierda se abre con un gesto involuntario y nervioso. Por último sus pies descalzos, en los que se atisban un caminar hacia la búsqueda de este canto tan precioso. Además de la expresión, y como capta los sentimientos, tiene otros aspectos magistrales en su obra. Jules Bretón retrata la vestimenta de esta joven con un realismo genial. Retrata la camisa de la campesina con unos pliegues muy cercanos a la realidad y mostrando detalles como los botones. Otro de los aspectos es la forma en la que aparece remangada la camisa bajo la falta. Así mismo, otro de los detalles es como esta vestimenta muestra una transparencia en la cual podemos ver la piel de la joven tras la camisa.
Es verdaderamente una obra maestra. Retrata los ojos y la boca con una gran dulzura. Así mismo, sus pies aportan una visión muy cercana a la realidad, con dedos los cuales suelen ser de formas varias y los cuales portan orientaciones también diferentes en cada dedo. Es un pie que aunque no es bello es muy real. Saliéndonos de los aspectos relacionados con la joven, existen otros aspectos reseñables en la obra. Retrata una escena de trabajo en el campo la cual se desarrolla a última hora del día. El Sol se está poniendo y los montones de paja se acumulan al fondo del cuadro. También muestra elementos como una población al fondo. La manera en la que Bretón retrata el cielo y sus colores es realmente bella, ya que la manera en la que la naturaleza se muestra en la puesta del Sol, es una escena que siempre aporta belleza.
Así mismo, retrata unos colores muy bellos, empleando rojos amarillos naranjas y azules. Breton capta perfectamente esos colores que aporta la naturaleza y los traslada a su paleta de colores. También aporta detallismo en el cielo de la obra con pájaros que lo sobrevuelan. Otro de los aspectos importantes es el Sol. Breton lo pinta con dos colores un naranja rojizo y un naranja mas suave. Estos dos colores se reflejan en el cielo creando una nebulosa de colores, los cuales se degradan y construyen un maravilloso escenario para toda una obra maestra.