El éxtasis según Gian Lorenzo Bernini

Hoy os hablaremos de dos obras del artista napolitano Gian Lorenzo Bernini, la primera conocida por todos, el famoso conjunto histórico del Éxtasis de Santa Teresa, la segunda obra es la titulada Éxtaxis de la beata Ludovica Albertoni. Estos dos ejemplos de éxtasis comparten algunos aspectos característicos los cuales trataremos en este artículo.

Éxtasis de Santa Teresa, Gian Lorenzo Bernini, 1647-1651.
Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni, Gian Lorenzo Bernini, 1671-1674.

En primer lugar el rostro es el lugar en el cual se aprecia más ese estado de trance placentero. Abren la boca y entornan los ojos ante la sensación de placer, es una sensación que muchos hemos vivido, pero que choca el pensar como esa sensación mundana se refleja en dos mujeres unidas a la religión católica.

Detalle rostro, Éxtasis de Santa Teresa, Gian Lorenzo Bernini, 1647-1651.
Detalle rostro, Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni, Gian Lorenzo Bernini, 1671-1674.

Este fenómeno que retrata Bernini es el momento de la transverberación.  La transverberación es una experiencia mística que se basa en la unión intima con Dios, en la cual se siente como es atravesado el corazón con un fuego sobrenatural. Esta experiencia divina es retratada a través de una persona que no ha sentido esa sensación, por lo tanto, lo retrata con los elementos placenteros mundanos. Bernini retrata esa sensación como si de un orgasmo se tratara, al menos en el rostro y todos los aspectos anteriormente nombrados. Como es caso de esa forma de entornar los ojos y una postura de la cabeza como si te fuera a salir del cuello.

Otro de los aspectos de los que hablar son las manos, las cuales marcan la sensación que produce esta transverberación. En el caso del Éxtasis de Santa Teresa, Santa Teresa se predispone de una manera sumisa, con los brazos abiertos y dejándolos caer, dejándose flechar por el ángel el cual le va a provocar esa sensación de abrasión placentera en su corazón. En el caso de la beata Ludovica Albertoni muestra una postura en las manos la cual deja atisbar esa sensación provocada en el corazón, como si le apretara el pecho y no pudiera respirar. Esta presión además de placer provoca esa respiración contenida en las dos obras escultóricas.

Detalle mano, Éxtasis de Santa Teresa, Gian Lorenzo Bernini, 1647-1651.
Detalle mano, Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni, Gian Lorenzo Bernini, 1671-1674.

Son dos obras escultóricas en las que el amor terrenal se une con el amor divino, creando dos esculturas las cuales están conectadas. La primera y más conocida se realizó entre los años 1647 y 1651 debido al teresianismo. Santa Teresa entra en trance tras las palabras de San Juan de la Cruz. Algunos debatieron no muy desencaminados que pudiera ser un amor mutuo y no es de extrañar que los religiosos volcaran ese amor  y atracción a cuestiones divinas. Treinta años más tarde Bernini retrata una vez más ese amor mutuo volcado en Ludovica Albertoni, la cual había vivido la vida fuera del celibato, ya que entró a la vida religiosa tras la muerte de su marido, por lo tanto, pudo corroborar el éxtasis divino y el éxtasis terrenal. Quizás sintió esa sensación pensando en Dios, sintiendo amor por Dios. Bernini retrató el éxtasis de una manera sublime. Además de la belleza escultórica, transmitió los sentimientos provocados por el éxtasis y como el cuerpo responde ante el placer.

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