Las espigadoras de Millet, crudeza, tradición y orgullo.

Queríamos hablarles de uno de los cuadros mas reconocidos del artista francés Jean-François Millet. Millet en su obra Las espigadoras quiere transmitirnos una escena llena de honradez, la honradez de un trabajo que a pesar de su dureza, es visto con ojos fieles y entrañables hacia una labor que es tradición. Esta tradición que se repite año tras año, labor que llega con alegría y hastío más tarde por el cansancio a la casa del campesino. El campo te aporta y devuelve todo el cariño que tu le portas. Esto sucede en la actualidad en muchos lugares de España en lo que los temporeros ansían la llegada de la recolección para sustentar sus vidas.

Las espigadoras, Jean-François Millet, 1857.

Se trata de un sentimiento romántico, es un sentimiento evocador que nos recuerda momentos vividos, o la crudeza de la vida reflejada en el trabajo. Esta obra porta una atmósfera llena de los colores propios de estos campos de trigo amarillentos, colorido que marcaba la llegada de la recolección. Así mismo, de los verdes originales que mueren en el amarillo de la espiga seca. Esos amarillos aportan un romanticismo apoyado por el atardecer de un trabajo realizado de sol a sol.

Se reflejan elementos de la siega y recolección tal y como se realizó en Europa hasta principio del siglo XX. Era una labor tradicional en la que se recogían los llamados fajos o montones tras realizar la siega del trigo, los cuales vemos reflejados en el fondo del cuadro. Así como algunas cosechadoras las cuales cargaban a la espalda estos fajos hacia los carros. En la época de Millet utilizaban la hoz y la guadaña para su recolección. A finales del siglo XIX y principio del XX además de estos elementos tradicionales se utilizaba alguna maquinaria rudimentaria, la cual segaba a través de unos molinetes, Esta maquinaria ataba los fajos y facilitaba el trabajo.

Fajos o montones. Las espigadoras, Jean-François Millet, 1857.
Cargando los fajos, Las espigadoras, Jean-François Millet, 1857.

Tras recoger los fajos quedaban algunas vetas sueltas las cuales se recogían a mano. Estas espigadoras retratadas por Millet en primer plano precisamente están cogiendo estos restos útiles para llevarlo al carro, los cuales arrastrados por los bueyes y la labor de algunos campesinos que ayudaban a su transporte o varcinaje, se llevaban hacia las trilladoras, las cuales se solían localizar en las eras.

Recogiendo las vetas, Las espigadoras, Jean-François Millet, 1857.

Esta obra se convirtió en uno de los referentes de la Escuela de Barbizón y referente de grandes artistas de la zona de la Haya. Van Gogh es uno de esos ejemplos de como esta obra llena de realismo, de naturalismo y de una visión romántica de la sociedad rural, marcaría la obra del pintor holandés. Quizás por verse reflejado o por retratar claramente al pueblo de una forma populista, obra que en sus principios no fue bien recibida por la alta burguesía. Esto fue debido a que se veían reflejados en la otra parte ya que la alta burguesía francesa regentaba muchas de esas tierras labradas por estos campesinos, retratados primeramente por Millet y posteriormente por Van Gogh debido a la admiración que siempre le tuvo. Hubo artistas coetáneos de gran calidad que trataron esta temática y que también serían autores influyentes, cabiendo destacar La retirada de las espigadoras de Jules Breton, que dos años mas tarde a la versión de Millet aportaría una visión de gran detalle rozando el hiperrealismo.

La retirada de mas espigadoras, Jules Breton, 1859

A pesar de retratar la crudeza de un trabajo tan duro, se mira a estas personas con la ternura, pureza y humildad que transmite su labor. El frio que pasaban estas espigadoras se ve reflejado incluso en los sabañones que sus manos portan, son manos curtidas en el trabajo, que han sufrido de la dureza de la hoz, del dolor de sus espaldas. Es un canto a una forma de vivir. Solo conocían el campo que labraban, es una forma de entender la vida, es un homenaje a los que trabajaron la tierra. Tanto es así, que pasó de ser rechazada a ser símbolo patrio, a representar con orgullo al pueblo francés.

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