El Palacio de los Marqueses de Jabalquinto es una casa acabada con tres torres, las columnas del patio y corredores altos de jaspe. Durante la Baja Edad Media, Baeza Ciudad de realengo desde su reconquista en época medieval y asiento de multitud de familias nobles; uno de aquellos singulares linajes fue el de los Benavides. los Benavides compartían el poder con otros linajes como los Carvajal con los que tenían gran rivalidad, hasta el punto que la propia reina Isabel la Católica debió mediar. Aun así, ambas familias tenían equilibrado control del gobierno municipal y del poder en la ciudad. Del linaje de los Benavides se distinguieron tres ramas que adquirieron títulos posteriores. El de condes de Santiesteban del Puerto, marqueses de Frómista, y marqueses de Jabalquinto. Estas dos últimas líneas familiares se escindieron de la de Santiesteban en el siglo XV y se constituyeron en señoríos independientes. El de Jabalquinto tanto en densidad demográfica como en extensión no alcanzo tanta relevancia como otros dominios señoriales de la misma región. Aun siendo así, en 1617 y gracias al monarca Felipe III el señorío fue elevado al título de marquesado de Jabalquinto. Manuel de Benavides y Mendoza fue el primero de los señores de Jabalquinto.
En 1445 Fernán González del Castillo, guarda del Rey y corregidor de Baeza da posesión de las dos partes de las casas de la colación de San Gil. En 1449 en sentencia arbitral se le otorga un corral en la casa palacio de Baeza. Su hijo y sucesor, Juan Alfonso de Benavides, uno de los miembros mas notables de esta familia fundó el mayorazgo de Jabalquinto en 1484, así como la fábrica en Baeza del nuevo palacio familiar. En 1502 la casa-palacio adquirida por Manuel de Benavides a mediados del siglo XV fue la primitiva fábrica sobre la que se alzaría el palacio gótico. Unas décadas más tarde, y al que posteriormente se sometería aun proceso de remodelación, primero de la fachada, y en el Quinientos, la galería y el patio renacentistas; actualmente, tan solo de conserva la delantera enmarcada mediante grandes machones laterales de sección circular, que se ornamentaron en su remate de una exuberante decoración de mocárabes y unos sencillos balcones menores. De los dos tramos en que se dividió esta fachada la parte inferior los cuales se corresponden con el acceso al palacio compuesto por un arco conopial de raigambre gótica, adornado de figuras y elementos fabulosos. En la planta noble, se aprecian cuatro vanos geminados provistos de esbeltas columnillas de mármol y flanqueados de grandes pináculos góticos. Encima de estas cuatro ventanas, se esculpieron ocho blasones, correspondientes a apellidos familiares de los entonces señores de Jabalquinto, dicha fachada ensalzaba el poder de esta familia frente a otras dinastías.
Además de la heráldica la fachada, se adornó con elementos vegetales tallados, puntas de diamantes, florones, pináculos, y baquetones. Estos respondían a la arquitectura residencial coetánea; su autoría se atribuye a Juan Guas y Enrique Egas; este último pudo intervenir en las obras de cabecera gótica de la catedral de Jaén, así como en la proyección de la Capilla Real de Granada en 1506. Por su parte, la vinculación de Juan Guas con el palacio de Jabalquinto puede entenderse por su similitud con la fachada palacio del Infantado en Guadalajara, obra de este maestro. Durante dicho siglo XV, los Benavides de Baeza se sumaron al resto de la nobleza local que costeaban nuevas y más esplendorosas fábricas, este dinamismo en la adopción de los nuevos lenguajes artísticos hizo de aquella comarca de La Loma creciera, a ello contribuyó la influencia de la que gozó el ubetense linaje de los Cobos.
Juan II de Benavides y Manuel III de Benavides fueron lo sucesivos señores de Jabalquinto, los cuales iban adquiriendo una mayor preminencia en la Corte, especialmente durante el siglo XVII, ya que debieron mantener en Madrid una segunda residencia, obteniendo privilegios reales y ocupando cargos próximos al monarca. Durante el siglo XVI se llevaron a cabo una serie de reformas en el palacio de Jabalquinto, siendo entonces cuando se incorporó sobre la fachada primitiva una galería renacentista entre dos paños laterales lisos, compuesta de arcos de medio punto moldurados sobre columnas de orden toscano y adornados en las enjutas de una decoración heráldica; este corredor superior, enfatizaba aún más el carácter de palacio urbano de esta residencia señorial de los Benavides. Así mismo introducía una composición más abierta y de lenguajes formales renacentistas en el remate de esta delantera principal; que contrastaba con la concepción arquitectónica más compacta que ofrecían las fachadas de los palacios castellanos del siglo XV, entre ellos los de Baeza. En el siglo XVIII cuando pertenecía ya al conjunto religioso del Seminario de San Felipe Neri; el patio es un interesante modelo renacentista de fines del Quinientos, según relatos de Antonio Ponz en el siglo XV, este edificio fue cedido por los condes de Benavente a la Congregación, reservándose algunas piezas, como la portada de cuando era palacio, con sus labores de la Edad Media.
En el Quinientos fueron numerosos los palacios en torno a esta tipología de patio similar en el alzado a base de doble galería de medio punto, decoradas las enjutas de los arcos, y apeados éstos sobre esbeltas columnas que se vinculan con los soportes de tradición nazarí. Este modelo, muy extendido, fue empleado tanto en la arquitectura residencial como en las obras públicas de la época quedando patente en los palacios ubetenses de Vázquez de Molina y del Deán Ortega, o en las fábricas del Hospital de Santiago de Úbeda y de la Universidad de Baeza.
Otro aspecto a destacar es la disposición del patio dentro de la planta del palacio, en la que queda descentrado con respecto al eje de entrada de la fachada principal; de este patio erigido en el palacio de Jabalquinto quedan por resolver incógnitas como sobre el proceso de ejecución así como los años de inicio y fin de los trabajos.
Andrés de Vandelvira quien fabricó el ubetense palacio Vázquez de Molina, el cual guarda cierta similitud arquitectónica entre su patio y el de la residencia de los señores de Jabalquinto en Baeza ha llevado a justificar en ocasiones una supuesta participación de Vandelvira en esta segunda obra. En este palacio Vázquez de Molina se estaba trabajando con anterioridad, en los años sesenta del siglo XVI, bien podríamos considerar que ciertos maestros locales hubieran tomado su patio como modelo a la hora de realizar la casa baezana de los señores Jabalquinto. El modelo de patio empleado en el palacio Vázquez de Molina debió ser también un referente para el que se erigió en el interior de la nueva Universidad de Baeza, presumiblemente ambas obras fueron prácticamente coetáneas, aunque según los grabados el recinto académico fue realizado con anterioridad. En el último tercio del siglo XVI numerosos maestros marcharon de Baeza y de la comarca de La Loma, siguiendo el camino particularmente de los grandes señores como los de Jabalquinto. Décadas más tarde, durante el siglo XV se realizaron nuevas obras en el palacio de Jabalquinto entre ellas la construcción de una monumental escalera de profusa ornamentación barroca en la que también se esculpió el león rampante de los Benavides. Los marqueses de Jabalquinto a parte de las mencionadas obras arquitectónicas costeo también el mantenimiento de edificaciones religiosas del municipio, tal como relataba P. Francisco de Torres.
Como conclusión decir que he querido reflejar la importancia del Marquesado de Jabalquinto de forma descriptiva y reflejando hitos importantes de esta familia.
Autor: Jesús Aguayo Linares, graduado en Historia del Arte por la Universidad de Córdoba