Día de verano, Berthe Morisot.

Hoy os traemos la obra Día de verano. Es una obra que pertenece a una de las pintoras más destacadas en la Historia del Arte. Berthe Morisot fue un ejemplo tanto por su calidad pictórica, como por su importancia en el grupo de los impresionistas. Fue una de las miembros y fundadora de este grupo de artistas, los cuales aportaron una visión de frescura temática y técnica a una pintura anquilosada en el realismo centrado en el virtuosismo técnico.

Día de verano, Berthe Morisot, 1879, National Gallery.

Se trata de una obra, que además de ser muy propicia y apropiada para la época del año que vivimos, es una obra que nos aporta una marcada y ejemplar identidad impresionista. Así mismo, destaca la manera en la que la pintora francesa trata la fusión de colores y pincelada en el retrato de el lago y sus reflejos, siendo estos el alma de la obra.

Detalle lago, Día de verano, Berthe Morisot, 1879, National Gallery.

Morisot retrata a dos jóvenes, las cuales se pasean plácidamente en barca por este bello lago. El lago, porta una atmósfera típicamente impresionista, ya que podemos observar como el lago y la vegetación se unen a través de la fusión de pinceladas azules, blancas y verdes. Esto hace que cuando veamos el cuadro, nos llegue una visión llena de colores. Las pinceladas de la pintora francesa, son entes que por sí mismos son diferenciales, pero lo asombroso es como estas son capaces de crear un visión de conjunto de los elementos retratados.

Destaca la luz que irradia la obra. Así mismo, podemos observar como el impresionismo es más intenso en los vestidos de las protagonistas y el lago. Esta intensidad es contrastada en la zona de la barca, haciendo contención a las pinceladas entrelazadas y creando una línea que divide el cuadro. Además de mostrarnos las firma de la pintora francesa.

Detalle barca y firma, Día de verano, Berthe Morisot, 1879, National Gallery.

En relación a algunos detalles de la obra, observamos como Morisot retrata unos patos, los cuales parecen que se van a diluir en el agua. Es un ejemplo idóneos para entender la pincelada como elemento principal para crear un efecto óptimo a la lejanía. En líneas generales, este efecto optico producido por la pincelada, es la tónica general del cuadro.

Detalle patos, Día de verano, Berthe Morisot, 1879, National Gallery.

En contraposición a esta técnica, encontramos en la obra lugares donde poder ver más definición. Es el caso de los sombreros de las jóvenes y de otros lugares como el rostro de la joven del paraguas. El primer plano del rostro es tratado con una pincelada menos impresionista, buscando dar notoriedad al fondo y destacar la cara. porta más definición en el rostro destacando los ojos, y la fisonomía de nariz boca y orejas.

Detalle joven, Día de verano, Berthe Morisot, 1879, National Gallery.

Todas las prendas que portan las jóvenes excepto el sombrero, son tratadas como un contexto plagado de pinceladas que se fusionan. Podemos verlo en lugares como los vestidos, los guantes o el paraguas. En estas prendas, se observa el tratamiento de las texturas, aportando una pincelada más cerrada en la chaqueta azul y una pincelada más transparente en la joven del paraguas. El vestido de esta joven porta una pincelada blanca que quiere retratar el encaje y la transparencia.

Detalle vestimenta, Día de verano, Berthe Morisot, 1879, National Gallery.

En el caso de la otra joven si aporta un rostro más difuso y una pincelada menos definida. A penas podemos ver sus ojos, nariz y boca.

Detalle joven, Día de verano, Berthe Morisot, 1879, National Gallery.

En relación al fondo, encontramos algunos detalles, donde destaca la visión de algunos árboles. Se atisba alguna pincelada oscura que quizás pudiera ser alguna mesa para disfrutar una jornada campestre.

Detalle vegetación, Día de verano, Berthe Morisot, 1879, National Gallery.

Con este último detalle concluimos este  comentario sobre Día de verano, una magnífica obra de Berthe Morisot de una mujer única.

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