Desde Charlarte queremos hablarles de una de las obras más reconocidas del pintor florentino Leonardo da Vinci. En La dama de armiño, Leonardo despliega un retrato lleno de belleza, el cual nos muestra a la afamada cortesana Cecilia Gallerani. Esta, estuvo relacionada con el Duque de Milán Ludovico Sforza, llegando a tener un hijo llamado Cesare. También destacó en el territorio de la literatura italiana. Es en toda regla una mujer que albergó cualidades reseñables en el ámbito cultural y que es reflejada por Da Vinci de una forma bellísima. No podía ser de otra manera, ya que Cecilia ya atesoraba una belleza innata la cual impresionó al Duque milanés.
Es un retrato que además de su calidad pictórica, tiene una historia propia de una obra maestra y común también en el genio florentino. Sus obras son atrayentes por las historias que portan. La dama lleva consigo una simbología que hace referencia tanto a la familia en la que está, como a su propio apellido. Leonardo no deja puntada sin hilo y retrata a Cecilia con un armiño, animal que es uno de los emblemas de la familia Sforza y que además, su apellido Gallerini proviene de galé que en griego significa armiño. Por lo tanto, vemos la clara referencia a este animal y su colocación poco casual en el retrato.
Además de esta cuestión, es una obra la cual perteneció a la familia polaca Ctartoryski desde finales del siglo XVIII, y esta, fue arrebatada durante la incursión nazi y albergada en la casa de Hans Frank, gobernador nazi en Polonia. Esta historia inspiró muchas películas las cuales relatan su descubrimiento y posterior devolución a su legítimo propietario.
Tras conocer su historia, nos centraremos en aspectos pictóricos. Se trata de un retrato de contrastes, en el cual luces y sombras alumbran a Cecilia y remarcan su silueta. La luz es una luz amarillenta y tenue, la cual destaca las facciones del bello rostro de la dama.
Se nos retrata a la dama de armiño de perfil y mostrándonos una mirada lateral y unos ojos brillantes. Su boca y barbilla nos revelan su juventud, ya que vemos una piel tersa, redondeada, además de un semblante que nos transmite esa juventud. Su pelo lacio aparece recogido, remarcando unas líneas proporcionadas y una esbeltez acrecentada por su largo cuello.
Así mismo, apreciamos sutileza en el retrato de las diademas, que con una simple línea negra y dorada, nos aporta y da claves sobre la forma de vestir en la corte milanesa. Esta decora y recoge el pelo de la dama de armiño.
Sus manos son retratadas acariciando al animal. Así mismo, sus manos son sutiles, largas y delgadas. Son propias de una persona alta. Leonardo retrata la mano derecha de Cecilia con un gran realismo. En contraposición, aparece más en penumbra su mano izquierda, la cual sujeta el armiño.
En relación al armiño, destaca la manera en la que retrata la fisonomía del animal. Su pelo, su musculación, partes como ojos, orejas, bigotes y hocico son retratados de una forma perfecta.
Y por último, en relación a su vestimenta observamos como Da Vinci ha retratado algunos detalles de esta. Es el caso del diseño del bordado y la representación de los distintos colores azules rojos y dorados que porta en su vestido.