La familia y el retrato pictórico.

Desde Charlarte queremos hablaros del retrato familiar desde varias perspectivas. Existen retratos familiares institucionales, burgueses, religiosos, retratos familiares poco convencionales e incluso retratos familiares meta-pictóricos. Comenzaremos con el retrato familiar religioso. En la religión cristiana el máximo exponente familiar es la Sagrada Familia. Esta forma de representación está protagonizada por la Virgen María, José y el niño Jesús. Una de las mejores representaciones de la Sagrada Familia es la realizada por Bartolomé Esteban Murillo en la obra popularmente llamada «El pajarillo».

Sagrada Familia del pajarito, Bartolomé Esteban Murillo, 1650.

En este retrato murillesco se ve reflejada la dulzura de los momentos propiamente familiares. Murillo capta muy bien como los padres conviven y disfrutan de sus hijos de una forma entrañable. El niño Jesús porta la frescura y travesura propia de la niñez. Murillo refleja la sinergia que se transmite en esa familia primeriza que disfruta de sus hijos.

Otro de las formas de retrato familiar de las que os queríamos hablar, es la institucional, concretamente las que se realizan en las familias reales. Existen varios ejemplos, pero nosotros queríamos aportarles una visión totalmente diferente de la representación de la familia real. Concretamente os hablamos del retrato de la Familia Real Española, llevada a cabo por el pintor manchego Antonio López. En esta obra es importante la dualidad y la contradicción entre la institucionalidad y la humildad de una escena poco grandiosa. También existe otra dualidad de singularidad y conjunto.

Familia Real, Antonio López

A pesar de ser un retrato de conjunto, podrían ser vistos como retratos individuales. Solo apreciamos una interacción entre el Rey Juan Carlos I  y su hija la Infanta Elena. Refleja también un intento de conexión entre Juan Carlos y la Reina Sofía a través de su brazo izquierdo, pero realmente la Reina es un ente individual en el cuadro. A pesar de ese desapego, Antonio López refleja la unidad en el retrato a través de un empaste de personalidades muy diferentes, que se unen en el fin común de representar a la realeza con la falta de soberbia y grandiosidad de otros retratos. A su vez, desde un punto de vista actual, nos parece incluso una caricatura de la figura de la realeza.

El siguiente retrato nos aporta el punto de vista de la propia familia de un pintor. Juan Bautista Martínez del Mazo realiza un retrato familiar meta-pictórico, ya que en esta obra encontramos referencias pictóricas y para más «INRI» es una familia en la que abuelo y padre son pintores. El yerno de Velázquez retrataría a su familia al completo incluyendo curiosamente a su suegro pintando. Diego Velázquez aparece al fondo del cuadro pintando a la Infanta Margarita, siendo uno de los factores principales para definir esta obra como meta-pictórica. Esta forma de representar el arte sobre el arte, se utilizó siglos más tarde en el cine.

La familia del pintor, Juan Bautista Martínez del Mazo, 1665.

En este cuadro se ven reflejados todos los descendientes en vida de Diego Velázquez, su hija o sus nietos son los personajes principales. Concretamente los cuatro niños de la izquierda son sus nietos Gaspar, Baltasar, Melchor y María Teresa. También aparecen Juan Antonio, Luis y Francisco, hijos de la segunda mujer de Martínez del Mazo. La última que  mencionaremos es la nieta mayor de Velázquez Inés Manuela. Destaca los lugares y detalles que aparecen en este retrato familiar. Vemos la Casa del Tesoro, lugar donde pintaban los pintores de Cámara, por lo tanto, este sería otro elemento meta-pictórico además de histórico, ya que aparece el estudio de los pintores de la realeza. Así mismo, vemos otros elementos como el retrato de Felipe IV.

Desde el punto de vista burgués queríamos hablarles de la familia Basabé, que retrata el pintor cordobés Julio Romero de Torres en el año 1919. Vemos a Romero de Torres como si fuera un fotógrafo. Prepara el escenario y lanza la fotografía. Vemos una forma de retratar totalmente posada e impostada, por lo tanto, no capta una escena natural como hace Murillo en «El pajarillo». Otro aspecto a relucir en esta obra es la vestimenta burguesa del primeros de siglo XX en España. Así mismo, otros elementos, como una muñeca de trapo.

Familia Basabé, Julio Romero de Torres, 1919.

Podríamos debatir gracias a este retrato como se orientan las miradas hacia el objetivo, en este caso al pintor. Todas las miradas se orientan como si el objetivo de una cámara se tratara, incluso capta como una de ellas no mira hacia la hipotética cámara, es el caso del hijo menor de la familia Basabe el cual tiene la mirada perdida.

Por último os hablaremos de una familia poco convencional, se trata de la obra de Pablo Picasso titulada Familia de Saltimbanquis. En esta obra, se refleja otra forma de ver la familia, es una familia que se dedica a transmitir alegría, pero a su vez transmite la decadencia, la itinerancia y la tristeza de una vida circense. De esta obra del artista malagueño sacamos un mensaje, tanto en las familias más humildes cómo en familias en las que sus vidas hay más penurias que alegrías, siempre queda la unión entre sus integrantes como factor para salir hacia adelante. Ellos buscan la alegría y positividad como Picasso busca el color de sus trajes en la decadencia de sus vidas.

Familia de Saltimbanquis, Pablo Picasso, 1905
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