Vincent Van Gogh en el año 1885 definió una de sus obras como la mejor obra que había realizado nunca, aunque la nombrara como la mejor, recibió críticas las cuales llegaron hasta la enemistad. La obra de la que hablamos es la titulada Aardappeleters, que traducida del neerlandes se conoce como Los comedores de patatas. La crítica no era una de las cuestiones que Van Gogh tolerara demasiado bien, quizás demostrando una falta de autoestima auspiciada por su poco éxito.
Como algunos de los grandes genios estos no son entendidos en su época o quizás su pintura no entraba en los preceptos y prejuicios de la mayoría. Fue el caso de Anthon van Rappard dibujante, pintor y amigo de Vincent, el cual perdió la amistad por la crítica hacia esta obra. Pasa a veces que los artistas vemos y creemos en la obra que realizamos y compañeros no entienden o pueden banalizar tu concepto sobre la misma. Los comedores de patatas es una obra que nos aporta detalles interesantes y una estética y morfología las cuales comparten algunos aspectos.
En primer lugar debemos entender la escena que retrata el genio holandés. Se trata de una familia de campesinos en el momento de la cena y están compartiendo unas patatas cocidas, las cuales humean. Además de compartirlo como alimento, comparten el calor que emanan. La familia aportaba el calor a las personas humildes, ya que eran campesinos que vivían en lugares humildes y se unían ante la adversidad. Este frio se refleja en uno de los personajes, el cual se encoje ante el calor que le aporta el vapor de las patatas y transmite la sensación de placer que le aporta un chocolate caliente en una noche fría de invierno. Madre y padre flanquean el cuadro mientras las hija y abuela comparten el centro de la escena. Así mismo llama la atención como da la espalda la más pequeña de la familia.
Llama la atención también algunos detalles que nos aportan un contexto propio de las casas de finales del siglo XIX, como el candil, aperos de la casa, reloj e incluso un calvario colgado en la pared pintado con pocas pinceladas. La luz del candil es uno de los aspectos destacables en el cuadro, ya que ilumina los rostros aportando una mirada que refleja esa luz, y aportando luces y sombras a los rostros. Esta cuestión sería uno de los aspectos por los que destacaría esta obra. Ya que Van Gogh refleja las luces de una manera magistral y aporta unos claros oscuros que le aportan una visión escenográfica que nos recordaría a la iluminación propia de una película de alta definición.
algunos aspectos de la estética y morfología de los personajes son el alma de este cuadro, el claro oscurantismo, la decadencia y las facciones compartidas o las manos de los personajes también son aspectos importantes. Concretamente nos podemos centrar en las facciones. Son rostros en los que destacan las narices que comparten los principales personajes del cuadro. Así mismo, se ve que son rostros curtidos y llenos de curvas las cuales aportan unas sombras que hacen que destaque la intervención de Van Gogh. Las manos de los padres e hija comparten esos huecos que les dan un aspecto de rudeza, de sufrimiento el cual estos campesinos padecían en la recogida del trigo. Las manos son un aspecto magistrales por el contraste entre las pinceladas claras y oscuras.
Por último destacar la luz de la mirada, la cual recorre muchos de los sentimientos a través de la mirada. En este cuadro Van Gogh refleja la admiración de la hija a su padre, la mirada perdida de la abuela o la mirada triste de la madre. No olvidemos que la mirada es el espejo del alma.
Van Gogh fue un pintor el cual todas sus obras son consideradas obras maestras en la actualidad, pero en su época vivió un calvario de frustraciones, por lo tanto si el vio algo en esta obra es porque tenia algo especial. Es una suerte poder disfrutar la obra del pintor holandés.