Queremos hablarles de una de las esculturas del Arte Antiguo más reconocidas y bellas. Se trata del Busto de Nefertiti. Este fue realizado en el año 1345 a. C. por el escultor Tumose, escultor oficial del faraón Akenatón. Este faraón, perteneció a la Dinastía XVIII, localizada en Amarna. El busto fue descubierto en el año 1912 por el egiptólogo Ludwig Borchardt. Más que aspectos históricos, queremos destacarla por una calidad artística impresionante. No estamos acostumbrados a que el hieratismo egipcio se convierta en un realismo sorprendente y en una belleza de tal detalle.
Es una obra escultórica, la cual es un oasis en un mundo lleno de figuras hieráticas. Tradicionalmente, son de gran tamaño y en estas apenas se atisba realismo. El Busto de Nefertiti es una obra de tal realismo, que podemos apreciar una gran cantidad de detalles. En esta obra realizada por Tumose, vemos como cuanto más hacia abajo observamos, más crece la belleza y el realismo. En su parte superior, vemos como aporta aspectos más hieráticos. Centrándonos en describir el rostro, podemos ver como su frente y sus cejas son quizás las partes menos realistas del busto. Aun así, muestra algunos detalles óseos de la frente, como es el caso de la gravela. Es curioso como decíamos, como se atisban dos partes diferenciadas. Una hierática y otra realista.
En relación a sus ojos, vemos como sus párpados muestran un gran realismo. Podemos ver algunas de las arrugas que provocan la forma del ojo e incluso como en este busto se retratan algunos de los huesos de la cara, estos se atisban en la parte inferior. Sus ojos son almendrados, característica típica del Arte Egipcio. Incluso utilizando ese rasgo, Tumose va más allá, realizando un ojo muy natural en lugares como los parpados o la zona de las pestañas. Esta escultura no porta pelo natural en los ojos como otras esculturas muy posteriores, pero se muestra un gran realismo en la forma de disponer la zona de las pestañas.
Si sus ojos son bellos y cercanos a la realidad, su nariz es sublime. Desde la raiz de la nariz, hasta sus orificios nasales, son partes en las que podemos sentirnos reflejados. El dorso de la nariz, osea la parte en la que discurre el hueso que la divide. Esta zona es tersa y refleja la dureza del hueso y Tumose lo refleja perfectamente. Por otro lado, la punta de la nariz es de un gran realismo. La nariz se hincha en la punta creando una forma y textura muy característica. Esta obra lo resuelve de forma magnífica. Vemos como las asas de la nariz, osea las partes cercanas al rostro en las que se crea una especie de llanura. Son retratadas de una manera magnifica. Tal es su realismo, que las sombras que produce este rostro, se asemejan a las nuestras. Por lo tanto, la nariz es la parte quizás con más realismo de todo el busto.
El siguiente de los lugares de los que os hablaremos, es de su boca, la cual es retratada con gran belleza. Sus labios son carnosos, grandes pero no excesivos. En zonas como las comisuras o los perfiles del labio, se muestran hendiduras cercanas a la realidad. Prueba de ello, es como las sombras que aparecen en su comisura, o en su perfil inferior, están proyectadas de una manera perfecta, dejándonos ver el profundo estudio del rostro. Su cuello es un cuello delgado en el que se marca los músculos del mismo. Creándonos una visión realista, llena de luces y sombras en el discurrir de la piel por la musculatura.
Por último, hablarles de sus facciones y su policromía. En relación a las facciones, se aportan relieves magníficos. Su mentón, sus pómulos, su barbilla o la zona de la mandíbula, son retratadas de manera perfecta. Creando así un rostro delgado y bello. En relación a su policromía, es destacable los distintos colores que se utilizan en el rostro. Concretamente en zonas como la punta de la nariz, el mentón o el rosado de sus labios. Estos lugares aportan e incrementan el realismo de esta escultura. También la policromía nos aporta detalles de la vestimenta, como la emulación de un collar o los motivos decorativos de la corona. En esta, se atisban motivos geométricos y un relieve en el centro.
En definitiva, queríamos destacar el valor artístico de esta obra, la cual esta llena de detalles y de aspectos que son excepción en un Arte Egipcio lleno de belleza, pero en las representaciones escultóricas, no existen ejemplos de una calidad como la aportada en el Busto de Nefertiti.